La semana mayor, también es aprovechada por personas trabajadoras, como una oportunidad para tener una fuente de ingresos. A las playas se desplazan trabajadores del sector informal para ofertar diversos servicios y productos, estos recorren generalmente a pie las playas durante todo el día y parte de la noche a lo largo de la Semana Santa. La creatividad muchas veces es una invitada de los que se la juegan en esta aventura de la vida por la sobrevivencia.
La migración masiva inicia desde el miércoles santo a los diferentes balnearios del pacífico nicaragüense. La playa preferida por excelencia es San Juan del Sur. “Los peregrinos” son familias de diferentes estratos sociales que se dan cita cada año en este paradisíaco lugar. Principalmente de Managua, pero también llegan de diferentes departamentos. Este año me encontré un grupo que había viajado en bus desde Nueva Guinea para pasar un día y una noche en San Juan, no importaba que pernoctaran a la intemperie.
Juventud y excesos
La adrenalina fluye. Fiesta y mas fiesta. Mucho alcohol con música hasta el amanecer, son el menú que se ofrece a los jóvenes en el boulevard sanjauneño junto a la playa. Menú que con gusto toman miles de jóvenes que se dan cita en este lugar por varios días y varias noches. Los más asiduos visitantes,son principalmente grupos de jóvenes,muchos de ellos hacen reservaciones de habitaciones desde diciembre, en las mismas casas que se hospedan durante las vacaciones de fin de año, pues esta es otra temporada en que el imán de la bahía sanjuaneña atrae a multitudes.
"No hay lugar"
Pero la Semana Santa es la temporada cuando todo se atiborra, las vacaciones de verano son propicias para darle rienda suelta al bacanal en la playa, en el olvido quedan la pasión y muerte de Cristo y las reflexiones en torno a esta época que supone un tiempo de renovación espiritual.
Gerardo Chavarría, un artesano sanjuaneño conocido como el chino, nos cuenta que las temporadas de vacaciones son una buena alternativa para aumentar sus ingresos. “no tengo una casa grande, pero siempre acondiciono provisionalmente los espacios, pongo biombos improvisados, colchonetas, petates, cortinas hechas con colchas, y hasta toldos en el patio”.
El chino cuenta que siempre su casa se llena, a la gente no le importa mucho la comodidad, lo importante es tener un lugar donde dormir, guardar sus maletas y bañarse. Lo que interesa es el bacanal. El chino este año hospedó a mas de 40 personas, había de Masaya, Managua, Chontales y Matagalpa.
Así suelen decir nuestros abuelos al contrastar sus años mozos con la realidad actual. Durante la Semana Santa, la nostalgia, seducida por el plato de almíbar, el pescado seco o la sopa de queso, toca las vetustas puertas de sus cerebros y les obliga a escudriña en los cajones de sus recuerdos sumergiéndolos en mares de añoranzas. Es común que los abuelos al comparar sus tiempos con los cambios radicales que imponen los nuevos tiempos, se atreven a descalificar a las nuevas generaciones por sus estilos de vida. Y la Semana Santa es un momento propicio para hacerlo.
Hay historias que hoy no caben en la cabeza de nadie. El anecdotario del pasado vinculado a la Semana Santa es enorme y por demás sin sentido para las nuevas generaciones, antes se afirmaba, y se creía con temor y certeza, de que no había que correr en viernes santo porque se podía abrir la tierra bajo los pies, no habia que prender fuego, incluso no habia que bañarse. Cualquier acción de estas podría provocar el enojo de "Papa Chú", y por consiguiente enviar un castigo divino, máxime el propio Viernes Santo.
En solo unas cuantas décadas pasamos de un extremo a otro. Aunque muchas de las tradiciones aún sobreviven, se van apagando poco a poco. El respeto por las tradiciones religiosas, el temor, la sumisión, el misticismo, los rituales, toda esa amalgama de elementos que formaban parte fundamental de la cotidianidad de nuestros ascendientes durante la llamada semana mayor, pese a que ellos han luchado por englosarnoslos como parte de su herencia hacia nosotros, se ha ido disipando y perdiendo su esencia como materia volátil. Hemos ido renunciando a ello poco a poco, empujados por la moda, la rebeldía, el consumismo, el sentido de pertenencia, entre otros factores que se han venido esculpiendo a fuerza entre artilugios tecnológicos y por supuesto, la influencia mediática .
Jóvenes disfrutando en Semana Santa
Una muestra
Aquí una pequeña muestra de como se vive la Semana Santa en
la bahía de San Juan del Sur. Tanto las tradiciones religiosas, como las
costumbres culinarias, las reflexiones, los mitos y leyendas vinculados a esta
época de reflexión y otros elementos que
le daban misticismo a la llamada Semana Mayor, han venido siendo desplazados
por la diversión excesiva. La juventud actual ha dejado a un lado la herencia
cultural y religiosa de los abuelos para darle paso al derroche, los excesos,
el desvelo, los grandes cómplices esta realidad: la moda, el consumismo, la
perdida de valores y porque no decirlo las tecnologías. Debe haber diversión,
pero también tiempo para la reflexión.